Más de 90 obispos comenzaron la última asamblea plenaria del Episcopado de este año, con un fuerte llamado de la Iglesia al diálogo y a la superación de los enfrentamientos, en el convulsionado escenario político y social que vive el país.
“La profunda división en la que vivimos como sociedad es un motivo de escándalo y es causa de perplejidad para muchas personas, afirmó el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Oscar Ojea, al encabezar la misa de apertura de la asamblea, en una casa de retiros en Pilar.
Se refirió, así, a las agitadas internas que envuelven al oficialismo y a la oposición, con vistas a las elecciones presidenciales de 2023, en medio de la grave crisis económica y social que sacude a la Argentina, con altas tasas de pobreza, marginación e indigencia.
“La pandemia no nos ha dejado un mundo mejor, sino una nueva pandemia de graves desequilibrios y rupturas”, describió el obispo Ojea en el mensaje inicial de la asamblea plenaria, que también reúne a unos 40 obispos eméritos y al nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk. Varios de los participantes transmitieron su dolor por las recientes muertes del arzobispo emérito de Tucumán, Alfredo H. Zecca –rector durante varios años del seminario metropolitano de Villa Devoto y, luego, de la Universidad Católica Argentina (UCA)- y del obispo ya retirado de San Nicolás, Héctor Cardelli, qe residía en Rosario.
Los obispos deliberarán hasta el viernes en la casa de retiros “El Cenáculo”, de Pilar. Prevén la realización de un análisis de la realidad sociocultural del país, con la mirada puesta en el fortalecimiento del acompañamiento pastoral que ofrece la Iglesia, y en la evaluación que presentará un equipo de investigadores, formado por la doctora Ruth Ramasco de Monzón, directora del Departamento de Filosofía de la Universidad Nacional de Tucumán; el sociólogo Agustín Salvia, jefe del Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la UCA, y el doctor Enrique Del Percio, rector de la Universidad de San Isidro.